Pienso, luego existo (antes trabajaba)

Ha sido inaugurar el año y me ha dado por pensar porqué mandé el trabajo a la mierda. Porqué se me pasó por la cabeza esto de ser antisistema.

Reflexiono, recupero y relaciono situaciones que viví en la oficina y aunque no es un ejercicio agradable – levantarse cada mañana cuando suena la alarma del despertador tampoco lo es - , las conclusiones a las que estoy llegando me ayudan a entender que no estoy tan loco, que no soy un ser tan extraño. Y creo que tampoco soy un vago. Esto me tranquiliza. Trataré de convencer a mi madre, quien, por cierto, no me ha invitado a casa estas Navidades. No soy el hijo de provecho del que le gustaría presumir.

6 años trabajando en la misma aseguradora, con los mismos compañeros, las mismas caras de palo, los mismos rumores, el mismo círculo autodestructivo que nace y se hace grande y más grande cada día. Las rutinas, los comentarios, los codazos y las zancadillas –muy sutiles pero envenenadamente eficaces -, las sonrisas y las conversaciones forzadas, las mentiras, los deseos y las aspiraciones frustradas.

Por eso y por todo lo que me queda por descubrir – el antisistematismo es un mundo complejo y desconocido - quiero dar la vuelta, girarme y caminar hacia el otro lado. Empezar una página en blanco, en este caso un blog en blanco, y contaros lo que buenamente pueda de mi desordenado plan hacia la autorrealización personal.

Recuerdo sin rencor. Simplemente intento ser realista. Y cada día estoy más convencido de que tomé la decisión que me iba a hacer más feliz, dadas las circunstancias. No me siento un fracasado ni un inútil, aunque mi gente y la sociedad en general así lo crean.

Ya seguiré otro día. Me voy con Rodri a tomar unas cañitas.