Es lo que tiene, de verdad te lo digo, haber nacido pijo en los años 80. Que vas a un instituto de curas y tienes que hacerte pajas con sentimiento de culpa. Que tus padres te envían a Estados Unidos a estudiar en un College de prestigio y de uniforme para que aprendas inglés y el American Way of Life y lo único que te apetece hacer en ese pais de mierda es escuchar los greatest hits de Julio Iglesias - que te recuerdan con nostalgia a tu querida patria-. Que lo único que te apetece hacer en USA es pasearte con un descapotable por las mansiones chupiguays de Miami y relacionarte con los tuyos para poder hablar en cristiano. Que luego estudias ESADE con desgana, te mueres de asco en las clases, odias a tu hermano por ser más inteligente y hacer más carrera que tú y te das cuenta que en esta vida, para sobrevivir y hacer algo de provecho, lo mejor que puedes hacer es afiliarte al Partido Popular. Es en el partido donde te sientes a gusto porque vas a mítines en Benidorm - y conoces en persona a Julio, el de los greatest hits -. Es en el partido donde empiezas las public relations que te enseñaron en ESADE. Conoces a Piluca, Cuqui y Myrian la Estrecha, que son rubias y llevan bolsos de Vuiton de los de verdad, que les pirra drogarse y son guarrillas en la cama. Es entonces cuando empiezas a disfrutar de la vida y del poder. Del poder de que te den un cargo de mierda en un ayuntamiento de poca monta en el que tienes que lidiar con sociatas idos a menos y ecologistas que huelen mal. Un cargo de mierda que sabes que será tu trampolín. Te lo han prometido. Te lo prometió él, tu padrino, tu hombre. Lo adoras, te pone. Te da morbo pensar en él y te sientes mal porque de todo eres menos maricón.
Y cuando te das cuenta, han pasado los años, la economía ha jugado a tu favor y el sueldecillo del principio ha ido engordando al mismo tiempo que crecían los balnearios y los hoteles en los desiertos de la costa del Levante. Y llega el día que te presentan al President y te vas a cenar con él y sus amigos. Y váis juntos a los toros y a la inauguración de un hospital. Y un buen día va el President y te susurra al oído que le interesas, que eres joven, estás formado - te acuerdas de los curas cabrones - y vales para "esto" de la política. Te da un subidón que ya ni te acuerdas de la mierda que has tenido que comer todos estos años. Ya tienes el cargo que anhelabas.
Hasta que un día, de repente, todo se desmorona. Empiezan a hablar mal de tu pasado. Los periodistas te acechan y te joden con preguntas. Los amigos del President con los que ibas a los toros ya no responden al teléfono, tu hermano siente compasión por ti y te reprocha que no hayas sido más cauto en los negocios. "La política es muy cerda y tú eras muy joven cuando te metiste en esto", te dice, el muy soberbio. Sigues odiándolo. No entiendes por qué te está pasando esto. Por qué han dejado de confiar en ti, por qué todo lo que tenías se desvanece. Por qué, aunque te aferres a lo poco que te queda, ya nada se sostiene en pie.
Ricardo, soy Jonás, el antisistema, y este post va dedicado a ti. Es lo que tiene haber crecido pijo en los 80.
viernes, 16 de octubre de 2009
lunes, 15 de diciembre de 2008
¿Quieres volver?
He pasado muchos meses en blanco mientras las malas noticias se multiplicaban por mil, día tras día, en la tele, en la radio, en la prensa, en Internet... La crisis.
¿Qué hemos echo nosotr@s para merecer esto? Toda la vida dedicada al esfuerzo: primero la guardería, después el colegio, el instituto, la Universidad - los que pudieron ir - y como colofón, la disciplina del trabajo. Siempre pensando en que hay que estar ocupado, hacer carrera, sacar provecho del tiempo y consumir. Y de repente, todo se va abajo. De una patada, te echan a la calle. Da igual que te hayas tenido que fastidiar muchos días levantándote a las 7 de la mañana, no importa todo lo que has dejado de hacer en tu vida por servir a otros.
El otro día vi un anuncio en el metro, me parece que era del Ministerio del Interior, que decía: "¿Quieres volver? Nosotros te ayudamos". El solidario eslógan iba acompañado de una fotografía - primerísimo primer plano - de un lationamericano.
Dicho de otra manera: Ahora ya no haces falta. Ya no hay casas que construir. Tu empresa nunca dio un duro por ti y si no sabes hacer nada más que poner ladrillos, lo mejor que puedes hacer es volver a tu país. Nosotros te ayudamos.
Un claro ejemplo de cómo se ayuda a la población en tiempos de crisis....
Todavía no hemos visto rodar ninguna cabeza. Ningún banquero, ningún especulador, ningún político ha pagado por todo el mal que se está haciendo a la sociedad.
¿Qué hemos echo nosotr@s para merecer esto? Toda la vida dedicada al esfuerzo: primero la guardería, después el colegio, el instituto, la Universidad - los que pudieron ir - y como colofón, la disciplina del trabajo. Siempre pensando en que hay que estar ocupado, hacer carrera, sacar provecho del tiempo y consumir. Y de repente, todo se va abajo. De una patada, te echan a la calle. Da igual que te hayas tenido que fastidiar muchos días levantándote a las 7 de la mañana, no importa todo lo que has dejado de hacer en tu vida por servir a otros.
El otro día vi un anuncio en el metro, me parece que era del Ministerio del Interior, que decía: "¿Quieres volver? Nosotros te ayudamos". El solidario eslógan iba acompañado de una fotografía - primerísimo primer plano - de un lationamericano.
Dicho de otra manera: Ahora ya no haces falta. Ya no hay casas que construir. Tu empresa nunca dio un duro por ti y si no sabes hacer nada más que poner ladrillos, lo mejor que puedes hacer es volver a tu país. Nosotros te ayudamos.
Un claro ejemplo de cómo se ayuda a la población en tiempos de crisis....
Todavía no hemos visto rodar ninguna cabeza. Ningún banquero, ningún especulador, ningún político ha pagado por todo el mal que se está haciendo a la sociedad.
miércoles, 9 de abril de 2008
Un experimento
Hoy me he levantado, me he duchado, he desayunado y he ido a comprarme el diario. Como me sentía bastante activo y tenía todo el día por delante, he decidido léerme el periódico entero (menos las sección de clasificados, la cartelera del cine y las páginas de contactos porque tienen la letra muy pequeña y cansan. Tampoco me he leído las esquelas porque me dan mal rollo).
He leído intentando interiorizar todas las palabras, las frases, las situaciones, para ver si las noticias me llegaban, si podía trasladarme a todas las guerras, sedes parlamentarias, oficinas, escuelas, despachos, bancos, barrios, ciudades y universos en los que se supone que ocurren los hechos del día a día. Y no lo he conseguido. No he podido imaginarme qué es lo que pasa en el mundo porque las noticias no me decían nada más que fechas, frases y citas de gente importante que no conozco.
Lo más duro ha sido la sección de Opinión, en la que personas varias escriben para alguien, no sé quién, pero para mi no. Yo creo que los periódicos tienen un lenguaje secreto, como una especie de morse que sólo entienden unos pocos. O es que yo soy un poco tonto.
Lo volveré a intentar. Con otro diario más sesudo todavía. Quizás mi mundo esté en la sección de clasificados. Me impactaría encontrarme a mi mismo entre los clasificados porque ¿no es allí dónde se anuncian las ofertas de trabajo?
He leído intentando interiorizar todas las palabras, las frases, las situaciones, para ver si las noticias me llegaban, si podía trasladarme a todas las guerras, sedes parlamentarias, oficinas, escuelas, despachos, bancos, barrios, ciudades y universos en los que se supone que ocurren los hechos del día a día. Y no lo he conseguido. No he podido imaginarme qué es lo que pasa en el mundo porque las noticias no me decían nada más que fechas, frases y citas de gente importante que no conozco.
Lo más duro ha sido la sección de Opinión, en la que personas varias escriben para alguien, no sé quién, pero para mi no. Yo creo que los periódicos tienen un lenguaje secreto, como una especie de morse que sólo entienden unos pocos. O es que yo soy un poco tonto.
Lo volveré a intentar. Con otro diario más sesudo todavía. Quizás mi mundo esté en la sección de clasificados. Me impactaría encontrarme a mi mismo entre los clasificados porque ¿no es allí dónde se anuncian las ofertas de trabajo?
sábado, 29 de marzo de 2008
Jonas, el interesante
Esta mañana he estado leyendo este blog. Y he pensado que el título que le puse quizás es algo egocéntrico. Lo digo por lo de "Yo soy Jonas". Yoísmo y blogosfera van cogidos de la mano. Qué se le va a hacer. Todos tenemos muchas cosas que contar sobre nosotros mismos, nos creemos interesantes (?) y se lo queremos explicar a los millones de internautas del mundo. Lo más curioso de todo es que la persona con la que más hablo, el Rodri, no sabe que lo cuento (casi) todo en Internet, que nuestras conversaciones trascienden más allá de la mampara de bravas, chocos y ensaladilla en la que nos apalancamos algunas mañanas y muchas tardes.
Mi vida no es que sea muy interesante, en el sentido que nos han echo creer en la tele y en la sociedad. No soy un tío que llame la atención por nada, ni por mi profesión -porque no tengo-, ni porque caiga bien a mis vecinos ni guste especialmente a las chicas. No vivo experiencias excitantes cada día, no estoy en la cresta de la ola, no he pasado nunca ningún cásting que me lleve directamente a las puertas del triunfo.
No tengo mucho dinero, ni un apartamento con muebles de diseño, ni siquiera tengo moto. No tengo amigos arquitectos. Tampoco conozco a ningún abogado ni a ningún artista - bueno, el Rodri toca bastante bien la guitarra -. No he viajado nunca a lugares exóticos. No se me da muy bien hablar en público y siempre llevo la misma ropa - limpia, eso sí -.
A pesar de que mi vida no esté en los estándares de lo socialmente interesante - vaya frase me acabo de inventar -, me siento bastante feliz. Mi estabilidad emocional sólo se rompe cuando me encuentro - como me pasó el otro día que me crucé con mi primo de Badalona- a algún infeliz que me pregunta cuándo pienso volver a la vida real e interesante de los "activos".
Mi vida no es que sea muy interesante, en el sentido que nos han echo creer en la tele y en la sociedad. No soy un tío que llame la atención por nada, ni por mi profesión -porque no tengo-, ni porque caiga bien a mis vecinos ni guste especialmente a las chicas. No vivo experiencias excitantes cada día, no estoy en la cresta de la ola, no he pasado nunca ningún cásting que me lleve directamente a las puertas del triunfo.
No tengo mucho dinero, ni un apartamento con muebles de diseño, ni siquiera tengo moto. No tengo amigos arquitectos. Tampoco conozco a ningún abogado ni a ningún artista - bueno, el Rodri toca bastante bien la guitarra -. No he viajado nunca a lugares exóticos. No se me da muy bien hablar en público y siempre llevo la misma ropa - limpia, eso sí -.
A pesar de que mi vida no esté en los estándares de lo socialmente interesante - vaya frase me acabo de inventar -, me siento bastante feliz. Mi estabilidad emocional sólo se rompe cuando me encuentro - como me pasó el otro día que me crucé con mi primo de Badalona- a algún infeliz que me pregunta cuándo pienso volver a la vida real e interesante de los "activos".
miércoles, 20 de febrero de 2008
Fumando espero
Pasan los minutos, los cuartos, las medias horas, las horas y yo sigo esperando.
Y conforme pasa el tiempo, me doy cuenta que nada ni nadie me espera.
Esta es la sensación que se tiene cuando llevas casi 8 meses sin trabajar y te has escapado del mundo. Vives en paralelo y esto nadie - ni tu madre - te lo perdona. No es que te aisles, es que te aislan.
Pero yo sigo esperando.
Y conforme pasa el tiempo, me doy cuenta que nada ni nadie me espera.
Esta es la sensación que se tiene cuando llevas casi 8 meses sin trabajar y te has escapado del mundo. Vives en paralelo y esto nadie - ni tu madre - te lo perdona. No es que te aisles, es que te aislan.
Pero yo sigo esperando.
miércoles, 13 de febrero de 2008
De Estocolmo a Barcelona
Esta mañana he salido a pasear y me he encontrado a una antigua compañera de facultad. Tenía buena cara y parecía feliz y tranquila.
- Chica, ¡tú por aquí! - le he dicho -.
- Sí, paseando. Sin planes inmediatos.
- Eso está muy bien. ¿Qué te cuentas? Te veo bien.
- Sí, sí. Estoy contenta porque he superado un extraño síndrome de Estocolmo.
- ¿Ah si? ¿Quién te secuestró?
- Llevaba un tiempo atrapada por el trabajo, mis jefes y mis compañeros de curro. Pero ayer lo dejé y me siento mejor. Durante meses he tenido la sensación que nunca podría salir de allí, me sentía en deuda con ellos por haberme dado el trabajo.
- Ya...
- Me costó mucho tomar la decisión porque sentía que mi vida, mi libertad, dependía de ellos. Es una sensación un poco heavy y rara. Llegué a pensar que me habían secuestrado, sin darme cuenta, y yo me sentía medio satisfecha medio agobiada en el cautiverio.
- A mi me pasó algo parecido... pero me puse enfermo y ya no volví nunca más a la oficina. Pero tu tienes muy buena cara, ¡me alegro de verte tan bien!
- La procesión va por dentro, Jonas.
- No me sueltes frases chungas y vamos a tomar unas birras.
- Vale...
- Chica, ¡tú por aquí! - le he dicho -.
- Sí, paseando. Sin planes inmediatos.
- Eso está muy bien. ¿Qué te cuentas? Te veo bien.
- Sí, sí. Estoy contenta porque he superado un extraño síndrome de Estocolmo.
- ¿Ah si? ¿Quién te secuestró?
- Llevaba un tiempo atrapada por el trabajo, mis jefes y mis compañeros de curro. Pero ayer lo dejé y me siento mejor. Durante meses he tenido la sensación que nunca podría salir de allí, me sentía en deuda con ellos por haberme dado el trabajo.
- Ya...
- Me costó mucho tomar la decisión porque sentía que mi vida, mi libertad, dependía de ellos. Es una sensación un poco heavy y rara. Llegué a pensar que me habían secuestrado, sin darme cuenta, y yo me sentía medio satisfecha medio agobiada en el cautiverio.
- A mi me pasó algo parecido... pero me puse enfermo y ya no volví nunca más a la oficina. Pero tu tienes muy buena cara, ¡me alegro de verte tan bien!
- La procesión va por dentro, Jonas.
- No me sueltes frases chungas y vamos a tomar unas birras.
- Vale...
lunes, 28 de enero de 2008
Quiero decrecer
Decrecer es dejar de pensar rápido.
Tener tu tiempo y no que el tiempo te tenga a ti.
Dejar de consumir como un loco. Comprar con inteligencia y no por impulsos.
Decrecer es vivir tu vida y no que te la vivan otros.
Ser consciente de que el aire que respiras y que la tierra que pisas son como tu cuerpo.
Decrecer es ser feliz contigo mismo y con la gente a la que quieres sin tener que demostrarles que eres rico.
Os recomiendo el reportaje "Consumint el planeta", emitido en el programa 30 minuts de TV3 el 27 de enero. Podéis verlo si clicáis sobre este larguísimo link:
http://www.tv3.cat/ptvcatalunya/tvcProgramaVideo.jsp?idint=120086514&seccio=tvcat&baula=154024630
ojo que sólo es gratis durante una semana!
Si os pasáis, buscadlo en el youtube que seguro que está.
Tener tu tiempo y no que el tiempo te tenga a ti.
Dejar de consumir como un loco. Comprar con inteligencia y no por impulsos.
Decrecer es vivir tu vida y no que te la vivan otros.
Ser consciente de que el aire que respiras y que la tierra que pisas son como tu cuerpo.
Decrecer es ser feliz contigo mismo y con la gente a la que quieres sin tener que demostrarles que eres rico.
Os recomiendo el reportaje "Consumint el planeta", emitido en el programa 30 minuts de TV3 el 27 de enero. Podéis verlo si clicáis sobre este larguísimo link:
http://www.tv3.cat/ptvcatalunya/tvcProgramaVideo.jsp?idint=120086514&seccio=tvcat&baula=154024630
ojo que sólo es gratis durante una semana!
Si os pasáis, buscadlo en el youtube que seguro que está.
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